Santos, sanos y positivos
La construcción de la identidad, la
construcción del sí misma, es un proceso dinámico, propio de la adolescencia,
en el que intervienen los procesos pasados, las circunstancias presentes y los
proyectos de futuro de cada persona; así como sus características personales,
la cultura familiar donde ha crecido impregnada de la moral que le es propia a
esa cultura, las culturas de los distintos grupos de su entorno y la cultura de
la sociedad donde se inserta que, a su vez, depende de los sistemas
socio-político-económicos hegemónicos de cada momento histórico.
Si observamos esos sistemas a lo largo
del último siglo, es decir, desde la primera guerra mundial, podemos observar
cómo el poder ha intentado someter a las masas ofertándoles ideologías de
consenso, modelos a seguir que a medida que su atractivo ha decaído, ha sido
sustituído por el siguiente modelo: santos, sanos, positivos.
Textos deconstructores de la ideología
precedente son:
Así hablaba zaratrusta de Niestzche
que derriba a los dioses, Freud, el crepúsculo de un ídolo, de Michel Onfray,
que delata las falsedades en la teoría y en la práctica del padre del
psicoanálisis, Sonrie o muere. La trampa
del pensamiento positivo de Barbara Ehrenreich
Me extenderá en la nueva ideología, la
que da soporte al nuevo orden mundial, la del pensamiento positivo: la ideología de la
felicidad, según “el secreto”, cataloga a los seres humanos en “seres de luz”,
positivos, seres de éxito, llenos de “gracia” como se diría en el discurso
religioso y seres oscuros, “pecadores”, “enfermos”,
Curas,
psicólogos y gurús de la nueva era (coach, entrenadores del éxito,
telepredicadores) son sus oficiantes.
Todos son “sanadores” de las desviaciones de la norma impuesta por el poder.
Todos escriben y/o recomiendan sus “evangelios”, frases “sabias”, libros del
“camino”, de ayuda o de autoayuda
Todos dan consejos para vivir bien,
para ser buenos, o sanos o positivos (seres de luz), según las épocas. Las
desviaciones indican el grado de maldad, enfermedad o negatividad, las
transgresiones son pecados, trastornos o sombras (del lado oscuro: el
pesimismo).
Pero ¿qué significa ser pesimista?
¿Por qué somos pesimistas? ¿a qué optimismo se refiere esa nueva doctrina del
pensamiento positivo? ¿Acaso no es otra trampa la nueva ideología de la
felicidad?¿no nos clasifican en dos grandes grupos de ganadores del 4º
cuadrante y perdedores del 2º?
El parchís como metáfora de la vida:
primero el azar filtra las posibilidades, luego nosotros decidimos el camino a
seguir entre los que el azar nos permite.
Si, desde una terrorífica inseguridad,
seguimos el pensamiento positivo, olvidando la primera parte del juego, podemos
caer en el infierno de VC.S.Lewis:
"Amar es ser vulnerable: tu corazón posiblemente termine
roto. Si quieres asegurarte de mantenerlo intacto, no se lo des a nadie, ni
siquiera a un animal. Envuélvelo con pasatiempos y
pequeños lujos; evita cualquier enredo; enciérralo en la caja o el ataúd de tu
egoísmo. Pero en esa caja –segura, oscura, quieta y sin aire– tu corazón va a
cambiar. No se romperá: se volverá irrompible, impenetrable, irredimible. La
alternativa a la tragedia, o al menos al riesgo de la tragedia, es la
maldición. El único lugar fuera del Cielo donde puedes estar completamente
protegido de los peligros y las perturbaciones del amor es en el Infierno".
-C.S. Lewis
En
un esfuerzo por situarse en medio, Ward, W. G. escribió un aforismo que ha
calado hondo:
El pesimista se queja del viento
El optimista espera que amaine
El realista ajusta las velas
Vale la pena analizarlo en
profundidad: un pesimista no es más que un optimista bien informado pues:
El que se queja es el pesimista
pasivo, el que espera que amaine es el optimista ingenuo y el realista es el
pesimista activo, inteligente, crítico, el que
analiza, comprende, acepta y enfrenta
el problema y ello le hace cobrar esperanza en su solución, le pone en marcha,
es un optimista de la voluntad, ajusta las velas, se toma su tiempo y corrige
el rumbo, cada vez que es necesario. Porque, como dice el proverbio: “¿por qué
corres si no sabes a dónde vas?”.
El pesimista activo es un
revolucionario, como Antonio Gramsci, es un poeta, como Walter Benjamin:
“No nos ha sido dada la esperanza,
sino por los desesperados”
W. Benjamin
Victor Frankl aborda esa desesperación,
esa angustia vital, ese pesimismo negativo, para convertirlo en pesimismo
inteligente a la búsqueda de sentido de la vida, no necesariamente vinculado a cuestiones divinas (aunque algunos autores simplifican su propuesta en este sentido, otros la trascienden) y propone heurísticamente que el ser humano consta de tres capas:
biológica, psicológica y espiritual, cuyas disfunciones corresponde tratar a
médicos, psicoterapeutas y logoterapeutas respectivamente.
Dejando al margen a la medicina, por
conocida, veremos los distintos modelos de tratamiento psicoterapéutico, de
terapia de la psiqué, del territorio de las emociones, del “corazón” o “alma”:
Freud: Complejo de Edipo- voluntad
de placer, centrado en lo fisiológico.
Psicoanálisis.
El Eros es la energía amorosa y
creativa que nos lleva, impulsa, a
aferrarnos a la vida.
El Thanatos, sin embargo, es la energía
destructora y autodestructiva.
Adler: Complejo inferioridad-voluntad
de poder. Psicoterapia individual. Causante: el entorno social, familiar (constelaciones).
Aparte de la compensación
y el complejo de inferioridad, otras personas responden a la inferioridad de
otra manera: con un complejo de superioridad.
Adler da gran importancia al factor
social. Según Ortega el yo= yo y su circunstancia.
Pero la angustia no viene
siempre del territorio emocional, puede nacer en territorio espiritual, ético,
puede ser angustia vital, carencia de deseo de vivir.
Frankl propone como terapia para curar el vacío
existencial la ayuda en la búsqueda de la voluntad de sentido mediante la logoterapia.
No cree suficiente recuperar el impulso del eros, cree en el poder de los valores, de encontrar una misión, el sentido de la vida. Sentido como vector guía y sentido como
significado. Logo=Sentido, significado
En la primera acepción, los animales
tienen el instinto, las personas conservadoras acríticas la tradición, las
personas modernas acríticas la moda, ligada a la publicidad, destinada a
transformar a los ciudadanos responsables en consumidores compulsivos. Hoy,
ante la gran “libertad” es difícil la conformidad, la convencionalidad
(costumbres, reglas de urbanidad, refranes, paremias, aforismos, p.ej. Gracián,
sentencias, p. ej. Séneca,…) y más difícil todavía sustraerse a los mandatos
publicitarios que imponen la moda a consumir. Si observamos que la angustia no
se resuelve ni con rutinas tradicionales ni con consumos a la última, habrá que
buscar dónde reside la angustia.
Frankl propone que la solución es
encontrar un sentido a la vida y presenta tres acercamientos para encontrar
“nuestro sentido” en cada momento, pues “el sentido” no existe.
Es un acercamiento axiológico, el
único capaz de producir dicha, felicidad, alegría profunda.
Existen tres grupos de valores que dan
sentido a nuestras vidas cotidianas:
Valores experienciales, vivenciales y
actitudinales.
Valores experienciales: experimentar,
percibir, asimilar, disfrutar,… Arte, Naturaleza, Amor: lo que el mundo nos
aporta.
Valores creativos: hacer, crear,
trabajo, proyectos, compromisos, invención, generatividad o cuidado de las
generaciones futuras: lo que aportamos al mundo.
Valores actitudinales que incluyen
valores como compasión, valentía y buen sentido del humor, logro de sentido a
través del sufrimiento, entendido como la factura que se paga de buen grado por
el logro de otros objetivos como evitar el sufrimiento a un ser amado, toma de
posición ante lo que no podemos cambiar.
Pero cada sistema
socio-económico.político privilegia unos u otros valores dentro de estos tres
grupos, incluso cambia el contenido semántico de los términos axiológicos.
Necesita crear su ideología, su pilar del consenso, que, como dijo Gramsci, es
necesario para sostener al sistema al que no le basta el pilar de la coerción.
Hoy es poco frecuente que se brinde la
oportunidad de sufrir con valentía pues,
los paladines de la ideología del pensamiento positivo lo abortan con sus
asfixiantes eslóganes: ¡Ánimo! ¡sé optimista! ¡actívate! Y el rey de las medias
verdades ¡sé positivo!. Estos eslóganes están hechos para avergonzar de su
dolor al sufriente y producirle infelicidad en lugar de dignidad.
Esta ideología dice apoyarse en la
“ley de atracción” (nombrecito oportunista que toma su pseudovalor de una ley científica, utilizada para darle
una mano de pintura a su burdo constructo). Dice la mentada ley: “Piensa lo que
deseas y lo atraerás con la fuerza de tu pensamiento”, la creencia en esta ley
es propia de seres terroríficamente inseguros, cuyo terror e inseguridad no les
permite percatarse de la trampa que se les tiende, pues el contrarrecíproco
de la ley de la atracción tiene la misma
validez lógica que ella misma y un enunciado aterrador: “Si no has conseguido
lo que decías que querías, es que no te has esforzado lo suficiente en
desearlo” por tanto eres culpable de tu ruina, enfermedad, accidente, fracaso,
etc., etc., etc. Ni de la amenaza que
encierra: desviar la esperanza en un estado del bienestar apoyado en servicios
públicos hacia la privatización salvaje de éstos, convenciendo a la población
de que ella es la responsable de sus males y de que el único apoyo debe ser
buscado en las recetas de autoayuda.
¿A quién interesa esta ideología? A esos
poderes económicos y políticos que no quieren responsabilizarse del bienestar
de las poblaciones a las que exprimen y “gobiernan”.
Volviendo a los postulados de Frankl,
sentimos placer a causa de algo: una comida de gourmet, un orgasmo, un masaje,
etc., mientras que la alegría se experimenta por algo. El placer es
presentista: acabada la comida, acaba el placer. El ser humano suele aferrarse
al estado de placer, la ideología del pensamiento
positivo (ipp) potencia esa tendencia sin salir al terreno de los valores. Esto
es un grave error según pensadores como Kirkegaard: “La puerta de la dicha se
abre tirando hacia afuera”, quien busca por encima de todo la dicha (ipp,
punset, fórmula felicidad) se bloquea, por este sólo hecho, el camino hacia
ella. Un ejemplo de apertura hacia afuera:
Lo cierto es que los valores que Teón
inculcó a Hipatia, determinaron el camino de su pensamiento y de su acción.
Hipatia, según su discípulo Sinesio, fue una mujer sabia, tanto por lo recién
comentado como por su guión de vida marcado por la areté que la dignificaba y
la paideia con la que ayudaba ( con pasión, con la misma pasión, compasión,
compadecer, con los que padecen…)a sus discípulos a obtener la felicidad suprema que esa areté
concedía. Areté, paideia….
Una felicidad mucho más solidaria que
la del pensamiento positivo, que al rechazar el lado oscuro, hace que se auto-rechacen
los propios seguidores pues todos tenemos nuestro lado oscuro…y también todos
somos seres de luz, no sólo los “elegidos” de las distintas sectas…todos
participamos de “la fuerza”.
Frente a la negación de la angustia,
el mirar para otro lado, como si esa operación pudiera borrar la ansiedad que
nos atrapa, propongo analizarla, al hilo de propuestas como la de de Frankl o Cipolla, para vencerla
La angustia produce miedo y el miedo
induce a la agresión y a la huída. Es evidente que hoy la velocidad, la
precipitación, la necesidad de ir acelerados para llegar a múltiples
actividades, el ir de acá para allá sin ton ni son y la agresividad son
omnipresentes, no en balde se recomiendan textos como “Elogio a la educación
lenta”.
Y dice el adagio: “por qué corres si
no sabes a dónde vas”
Si nos centramos únicamente en nosotros mismos, la pirámide de Maslow nos muestra los escalones a cubrir en nuestro aurorrealización:
Pero ese mirarnos el ombligo es producto de:
La estupidez del patriarcado
La estupidez del patriarcado
Ninguno de ellos es sanador, todos son
adaptadores a la norma, norma patriarcal, de las desviaciones, por eso no
sanan.
Como no sanan, es frecuente que,
llegados a determinada edad, los individuos se planteen una reflexión sobre por
qué su actuación, sus sentimientos, su pensamiento y en qué medida es
autóctono. Uno de esos momentos es la llamada “crisis de los 40·
Carlo Maria Cipolla, en su “allegro ma
non troppo” nos ofrece una herramienta eficaz para evaluar esos
comportamientos, emociones y pensamientos (ejes2D)
Concretamente, descubriremos cuán
grande ha sido nuestra estupidez.Ya nos avisó Erasmo de Rotterdam.
Complementariamente El texto de
Barabara Ehrenreich “sonríe o muere” nos permite analizar también cuan incautos
podemos llegar a ser en manos de directores espirituales, psicoterapeutas y
entrenadores personales deshonestos que nos quieren flagelar por nuestros supuestos pecados, locura o pesimismo.
Y no sanan porque la sanación es
política. Porque nos hemos construido en el seno de un determinado sistema
socio-político-económico y lo que hay que cambiar es ese sistema alienador por
otro liberador y respetuoso con las características y deseos de los individuos,
para lo cual la única salida es la COOPERACIÓN.
Hipatia no sólo ayudaba a alcanzar la Areté a sus discípulos, sino que con ello aumentaba la suya propia:
la pirámide de aprendizaje sólo nos ayuda a mejorar el primer nivel de la taxonomía de Bloom.
La unesco recomienda la cooperación para mejorar todos los niveles
Pero, así como la Pirámide de Maslow fija la atención en las necesidades del indivíduo y el esquema ampliado de Cipolla lo hace en la cooperación entre indivíduos, echamos de menos el respeto a las generaciones futuras, a la preservación de las condiciones de vida en el planeta en el futuro.
El siguiente esquema nos lo completa:
Cuidado
Justicia
Derechos Humanos